Sucedió a su padre,
Carlos III, al morir éste el
14 de diciembre de
1788. Accedió al Trono con una amplia experiencia en los asuntos de Estado, pero se vio superado por la repercusión de los sucesos acaecidos en
Francia en
1789 y por su falta de energía personal que hizo que el gobierno estuviese en manos de su esposa
María Luisa de Parma y de su valido,
Manuel Godoy, de quien se decía era amante de la Reina, aunque hoy en día esas afirmaciones han sido desmentidas por varios historiadores.
[1] Estos acontecimientos frustraron las expectativas con las que inició su reinado. A la muerte de
Carlos III, el empeoramiento de la economía y el desbarajuste de la administración revelan los límites del reformismo, al tanto que la
Revolución francesa pone encima de la mesa una alternativa al
Antiguo Régimen.
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